Friday, December 01, 2006


Para quienes viven con VIH lo más difícil es vencer el estigma
El Tiempo - Venezuela - 1/12/2006
Son supervivientes de una guerra que día a día se lleva a cabo en sus organismos y que es combatida con un arsenal de medicamentos antirretrovirales. Pese a este éxito terapéutico, quienes tienen el Virus de Inmunodeficiencia Humana deben superar otra prueba más dura: la discriminación. Esta es la otra cara del seropositivo. Naciones Unidas dice que en Venezuela hay 110 mil niños, adolescentes y adultos que portan el virus asociado al Sida.
GABRIELA DÍAZ VALECILLOS

BARCELONA.- Saber que estaba infectado con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) fue el detonante para que Luis M. abandonara hace cinco años su hogar y renunciara a su estable trabajo en una contratista petrolera. La sola idea de que su novia y sus colegas pudieran enterarse de que era seropositivo le congeló la sangre.

“Simplemente, me aterré. Pensé que iba a morir pronto pero mi mayor pánico era que los demás supieran lo que tenía” expresa Luis quien cuenta que a diario su organismo es bombardeado con un arsenal de más de 40 pastillas.

Estos fármacos llamados antirretrovirales mantienen a raya el virus y frenan la evolución de las enfermedades oportunistas que conllevan a desarrollar el Sindrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida). “Una vez que tienes Sida, no hay vuelta atrás”.

Luis siente que gracias a este “muro” que levantan tales medicamentos, está ganándole la partida a una de las peores epidemias mundiales.

Hoy trabaja por su cuenta en proyectos de construcción en su ciudad natal Barcelona. Su apariencia, es la de un hombre sano y su sistema inmune se ha fortalecido. Sin embargo, hay algo que las pastillas nunca podrán combatir y es el estigma asociado a este mal.

“Nos dieron la espalda”
Max, otro paciente seropositivo, ha sufrido en carne propia este rechazo social.

"Donde vivía antes unos vecinos regaron el chisme de que yo tenía Sida. Es muy duro que te señalen, que no te vean a los ojos y que no te den la mano o menos aún, un abrazo. Es triste la ignorancia de la gente", relata este joven de 25 años.

También para Rosa G., quien porta el virus desde hace un año, el peso de la estigmatización social es lo más difícil de enfrentar cuando se vive con el VIH.

Para reinsertar a sus dos hijos en la escuela y evitar la discriminación de amigos y vecinos, se mudó con sus pequeños a Puerto La Cruz.

Rosa confiesa que su prole de 8 y 12 años nació mucho antes de que el virus entrara a su sangre mediante relaciones sexuales sin protección.

"Mi antigua pareja iba a prostíbulos pero yo no lo sabía. Cuando murió todos se enteraron que él tenía VIH. Yo lo adquirí y la gente creyó que mis hijos también estaban enfermos. En la escuela nos dieron la espalda y fue cuando decidí irme de Maturín. Aquí nadie sabe que tengo VIH".

Al igual que muchas personas con VIH, Luis, Max y Rosa son supervivientes de una guerra que es combatida con fármacos muy específicos.

Pese a este éxito terapéutico, para los 110 mil niños, adolescentes y adultos que viven en Venezuela con el virus (según el último reporte de la Organización de Naciones Unidas) hay una batalla más dura que deben librar y es el superar la discriminación social, laboral, sexual y hasta educativa.

Para Elia Sánchez, quien preside el capítulo oriental de la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI) y dirige en Sucre la Fundación Isamar, desde 1998 hasta la fecha el Estado ha ido mejorando la dotación gratuita de antirretrovirales. Esto ha aumentado las esperanzas de llevar una vida más larga pese al Sida.

“La discriminación es lo más catastrófico del VIH. La enfermedad es muy agresiva pero con los tratamientos actuales se pueden rescatar a los pacientes hasta el punto de que hay muchas personas que pueden estar a tu lado y tú no sepas que está infectado o que tiene una categoría alta de infección”, expone Sánchez.

Causas ocultas
Si bien quienes reciben tratamiento y control estricto médico pueden llevar una vida normal o similar a quien no padece la enfermedad, la estigmatización los persigue.

Mireya Alfaro, coordinadora del Programa VIH-Sida en Anzoátegui, refiere que su despacho ha tenido que intervenir en situaciones laborales discriminatorias como la de seropositivos a los que les exigen el certificado de salud en empresas públicas o privadas a fin de usar dicha información como trasfondo para el despido.

“El Programa ha intervenido en estos casos. Actualmente no hemos recibido denuncias de discriminación pero esto no quiere decir que no ocurran”.

Tanto Sánchez como Alfaro coinciden en que la raíz de la estigmatización es el desconocimiento y temor colectivo en relación con las vías de transmisión y prevención del VIH-Sida.

La persistencia de ciertos mitos, como que luego de relaciones sin condón hay que colocar los pies en el piso (supuestamente para evitar el contagio), aupan la ignorancia y el rechazo.

Sólo la honestidad y fidelidad sexual, el uso del condón, e informarse sobre cómo evitar el VIH-Sida permitirán frenar la expansión mundial de este enemigo silencioso.

¿Dónde denunciar?
Hoy primero de diciembre se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el Sida. Si usted es víctima de algún tipo de discriminación porque tiene VIH o conoce a alguien que la sufre puede poner la denuncia en la Defensoría del Pueblo (avenida Intercomunal, Barcelona), en cualquiera de las sedes de la Inspectoría del Trabajo o en la Defensoría del Niño y Adolescente (si se trata de rechazo escolar).

También puede reportar su caso ante la organización Acción Solidaria contra el Sida (Accsi) por el teléfono 0212-235.92.15 o pedir asesoría al Centro de Información VIH/Sida por el 0212-952-2009.

Derrotar mitos
Al discriminar a las personas que viven con VIH se vulneran sus derechos humanos y su dignidad. También se reduce la efectividad de la prevención pues mientras la colectividad asocie la enfermedad a conductas supuestamente irresponsables o cuestionables (como la homosexualidad o el trabajo sexual) muchos seguirán pensando que no es necesario protegerse con el condón, advierte la infectóloga Elia Sánchez. La galeno forma parte de la Fundación Isamar y dirige la consulta de VIH en el Hospital de Carúpano. Tiene a su cargo los chequeos médicos de 150 seropositivos en Carúpano y Paria. Isamar es una organización no gubernamental que funciona en la calle Carabobo de Carúpano y se dedica a asesorar a personas con VIH. La fundación recibe también denuncias de discriminación e interviene en la solución de los mismos siendo prácticamente la única ONG activa de este tipo en el Oriente.

Actualmente lleva el caso de una niña seropositiva que no es aceptada en ninguna escuela sucrense. El caso se dirime en tribunales. Los teléfonos de la fundación son: 0294- 3311437 y 0414-1260994.

Fuera de ley
En ciertos centros educativos del país, las tarjetas de vacunación infantil que les exigen a los padres al momento de la inscripción han sido excusa para pedir la realización de pruebas de Elisa (para detectar el VIH) a los alumnos y rechazarlos si salen seropositivos.

También en empresas e instituciones ocurre lo mismo con los certificados de salud. Toda violación de los derechos humanos de la persona con VIH debe ser denunciada.

La cifra
448 niños y adolescentes. Más de 400 menores de 18 años de edad reciben fármacos contra el VIH en el país, según el Centro Latinoamericano Salud y Mujer Venezuela (Celsam).

Sin embargo, la Unicef reportó que en 2005 habían 2.500 niños y niñas con VIH en Venezuela. En Anzoátegui, 774 niños y adultos reciben gratuitamente los antirretrovirales.

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