Sunday, August 31, 2008




En Occidente preocupa desde hace muchos años las infecciones de transmisión sexual, especialmente entre gente joven. Si preguntamos a cualquiera qué solución preventiva hay, lo más seguro es que nos diga lo que repiten una y otra vez las campañas institucionales y las de casi todas las iniciativas de la sociedad civil: preservativos. Sin embargo, siguen aumentando las infecciones los embarazos no deseados… Una de las críticas que se hacen a esas campañas es que van dirigidas a todos, lo mismo para una prostituta que para un chico de 13 años, sin hacer un mensaje por sectores. También se dice que son campañas en las que se parte de que lo único realista es partir de la idea de que a la ente joven no se le puede enviar un mensaje de retardar el comienzo de las relaciones y en su momento, de fidelidad a su pareja. Existe un fuerte complejo de las instituciones políticas que le lleva a evitar cualquier mensaje que pueda sonar moralizante, quizá por querer evitar cualquier comparación con la época del felizmente superado régimen franquista. Sin embargo, ese trauma es superable. El Estado se empeña en que la gente deje de fumar, sin conformarse con recomendar fumar menos o con boquilla. También puede decir sin rubor, como hace la OMS, que el único medio seguro de evitar estas infecciones es la relación exclusiva con una pareja no infectada. Es verdad que el preservativo disminuye el riesgo de contraer algunas infecciones de transmisión sexual, pero no todas las infecciones y tampoco en todos los casos: hay un porcentaje –bajo pero perceptible- de fallos que debe advertirse. Como decía un amigo, es como si una compañía aérea tuviera un 10% de accidentes y se le permitiera seguir promocionándose. Las campañas del preservativo dan una falsa sensación de sexo seguro, de modo que pueden tener el efecto contrario al buscado, si con esa percepción provocara un aumento del cambio de parejas. Lo explica muy bien este artículo de Jokin de Irala, profesor universitario de Medicina Preventiva, recogido en un blog.El video que aparece a continuación recoge tres minutos de una sesión con jóvenes de una afamada conferenciante norteamericana, Pam Stenzel, experta en lo que ella llama crisis de embarazos de jóvenes. La conferencia completa recoge apreciaciones que no comparto (el mismo título, “El sexo tiene un precio”, lo veo poco afortunado; es el mal uso del sexo, algo que es bueno en sí mismo, lo que tiene un precio). Por otra parte sí me gusta que no se limite a tratar a los adolescentes como si fueran cabeza de ganado, que en época de celo no pueden hacer otra cosa que aparearse. Les hace pensar. Y el que piensa, gana. No tengo demasiada confianza en las campañas publicitarias que exponen crudamente las consecuencias de un comportamiento imprudente; me vienen a la memoria las de la Dirección General de Tráfico o las de prevención de enfermedades relacionadas con el consumo del tabaco. Pero tampoco está de más recordar las consecuencias